Dilma Rousseff acaba de ser elegida presidenta de Brasil. La protegida de Lula libró una batalla honesta durante toda la campaña electoral. Pasó de ser una mujer severa y eficaz a una candidata carismática. Un escándalo financiero y su posición pro aborto pudieron costarle su nuevo puesto. Pero el partido verde representado por Marina Silva y el social demócrata José Serra tuvieron que plegarse.
A partir de ahora, la sexta potencia mundial es dirigida por una mujer. ¡ Y qué caracter ! Pero le falta un largo camino por recorrer. Deberá llenar los zapatos de un presidente que dicen « ejemplar ». Y sobretodo cumplir con la promesa de eliminar la miseria del país. » ¡Y qué promesa !
Con este escrutinio Dilma entra al « club de las presidentas » latnoamericanas. Club exclusivo ya que por muy entusiasmados que estemos con este resultado, una ola de mujeres, jefas de estado, no ha invadido el continente. Lo que no quiere decir que esto no va a cambiar.
¿ Cuál es el problema ?
No es porque en Latinoamerica faltan candidatas listas para asumir las más altas responsabilidades. No es la percepción machista que abunda todavía en el continnente. Es la imágen que vehiculan Dilma Russeff, Laura Chinchilla y Cristina viuda de Kirchner. Son ciertamente políticas preparadas e inteligentes. Sin embargo, lo que tienen en común es la palabra « continuidad ».

Las tres fueron elegidas para seguir la labor de un mentor o de un marido. Como las constituciones de sus países respectivos no permiten re-elecciones al infinito, se encontró una solución muy útil. Pero heredar un puesto es todo un desafío. Hay que sacudirse el peso del predecesor sin perturbar lo ya establecido. Es un malabar complicado. Más no imposible.
¿ Una exepción ?
La ex presidenta Michel Bachelet salió hace poco de este club. Al contrario de sus homólogas, la cirujana no llegó al poder para asegurar la continuidad del gobierno anterior. Fue ciertamente apoyada por el presidente Lagos. Pero sus competencias le consiguieron la adesión del pueblo y de su partido. Esta mujer que habla inglés, francés un poco de portugués y ruso está a la cabeza de la ONU mujeres desde septiembre de este año.
Ciertamente las capacidades intelectuales y de liderazgo de las mujeres en América Latina van dandose a conocer. Es novedoso el aspecto que comentas, sobre el mecanismos de continuidad, quizá un poco simplista de mi parte, a estas jefas de estado les debe ser un tanto natural esa posición, pues como he dicho en otras ocasiones, ellas son muchas veces cabeza única de casa. El matriarcado ansestral, heredado por guerras que acabaron con sus hombres en busca de libertad de la patria, revoluciones sociales y otros conflictos, posiciona a las mujeres que entre otras cosas, – pues son polivalentes, ingenieras y soldados al frente de familias y hoy de estados. En horabuena a todas ellas y una alerta a los hombres (en peligro de extinción no solo político), para aprender y desaprender del como ellas nos guían y para quienes deban continuar la labor de sucesores por el bien de sus pueblos. Decimos basta en America Latina a muchos vicios que todos conocemos, pero ustedes liderezas, con su género por delante, y sin ser feminista, tienen los arrestos para cambiar el rumbo o continuar prácticas exitosas para su gobernados.