Dos ex colaboradoras del antiguo secretario de Estado y alcalde francés, Georges Tron, lo habían denunciado ante las autoridades. Ellas lo acusaron de acoso sexual y violación; a Tron le gustaba acariciar a sus colegas pretextando un masaje de reflexología mientras les prometía vida y milagros. Pues al político se le acabaron, por el momento, los masajes dudosos.

 Tron pasó una semana muy pesada: tres días en retención provisoria hasta que un juez lo inculpó al final de la semana pasada. Pudo salir de prisión bajo vigilancia judicial. La investigación continúa. El acusado tiene por el momento un estatuto llamado ‘testigo asistido’, una particularidad del derecho francés, lo que le permite expresarse y continuar a defenderse; Tron no ha sido todavía oficialmente condenado. Corre el riesgo de pasar 20 años en prisión.

 Las víctimas consideran haber obtenido una victoria a medias ya que el político fue liberado. El viernes, ya presidía un consejo de su alcaldía. Ahora, no se sabe si el señor fetichista podrá continuar ejerciendo sus cargos en una pequeña ciudad en las cercanías de París.

Mala noticia

Sea como sea, esta noticia le ha de haber caído como una ducha de agua fría a Dominique Strauss-Kahn; el ex patrón del Fondo Monetario Internacional, acusado de violación de una camarera de un prestigioso hotel en Nueva York, se presentará ante la justicia americana un vez más el 16 de julio. Ya se había declarado not guilty hace algunas semanas.

La justicia francesa y estadounidense no funcionan para nada de la misma manera. Pero si Tron fue inculpado, Strauss-Kahn no debe estar muy tranquilo. Los abogados de la camarera son capaces de utilizar todo. ¿Por qué no esta inculpación?

En Francia hay muchas cosas que no funcionan siempre, incluyendo los juzgados que están en plena reforma, pero si dos empleadas pueden denunciar los abusos de su patrón y obtener una decisión a su favor es que la situación no está tan mal.

Este artículo fue publicado originalmente en la revista Filos.