Después de los debates candentes sobre el matrimonio homosexual, más recientemente sobre el aborto, y muy pronto sobre la eutanasia, el divorcio entre los católicos franceses y el presidente François Hollande está casi firmado.
Por eso mismo, el primer encuentro entre el papa Francisco y el mandatario socialista era capital para este último. Con su viaje al Vaticano, Hollande pretendía tender una mano amiga a los católicos y abordar los temas de la política internacional con un papa muy querido.
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