Desde el pasado lunes, presos del centro penal venezolano de Uribana realizaban una huelga de hambre para denunciar lo que calificaban como tratos inhumanos y violaciones a sus derechos humanos ordenadas por el director del penal. Una protesta que terminó con, según las autoridades, la “autointoxicación” de unos 150 reos y en algunos casos, su muerte. Sin embargo, esta versión oficial no convence a todo el mundo, en un país donde hacinamiento y violencia persisten en las cárceles.