Hasta hace pocos días, Ankara rehusaba involucrarse en la coalición liderada por los Estados Unidos, que lucha contra el grupo Estado Islámico. Pero el atentado de Suruç ha obligado al presidente Erdogan a adoptar una nueva política mucho más frontal, lanzando una ofensiva contra los yihadistas en Siria y en Irak. Y con la misma energía ha dirigido sus esfuerzos bélicos hacia los rebeldes del PKK.